Huellas - Festival de documentales de Etnografía OnLine
MA 13 HEINÄ 2020 - LA 18 HEINÄ 2020
18:00 horas.

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El Hierro. El sendero de las mudadas (13 de julio)

El Hierro. El sendero de las mudadas» es el primer capítulo de una serie documental sobre la memoria histórica de la provincia de Santa Cruz de Tenerife titulada Canarias. Memorias de un pueblo. Se trata de poner de relieve costumbres olvidadas o en desuso que en algún momento de la historia supusieron un peculiar modo de vida, como es el caso de los movimientos migratorios internos en la isla de El Hierro; las mudadas, desplazamientos provocados por las necesidades de los habitantes, la peculiaridad de la orografía y el clima de la isla.

Las mudadas - que aún se practican, aunque de manera muy difusa— equivalen a un tipo de trashumancia muy particular en la que participan todos los integrantes de un mismo núcleo familiar, los cuales realizan el desplazamiento con buena parte de sus bienes y su ganado.

La fuerza de la orografía herreña está representada de manera especial en el Valle de El Golfo, donde el territorio queda perfectamente delimitado por la marcada pendiente de sus riscos y por el mar, lo que provoca que las comunicaciones con el resto de la isla sean ciertamente difíciles.

No obstante, la existencia de terrenos aptos para pastos y cultivos hacen de El Golfo una zona de explotación estacional óptima, por lo que se convierte en lugar de destino de las mudadas, practicadas por la inmensa mayoría de las familias de los diferentes pueblos de la isla.
En este fenómeno migratorio podemos encontrar los orígenes de los numerosos núcleos de población histórica en el Valle de El Golfo, como es, por ejemplo, el caso concreto del pueblo de Guinea.

A pesar de lo duro del día a día, es curioso cómo la gente de una cierta edad recuerda aquella época como tiempos felices, en los que todos tenían que arrimar el hombro, pero siempre con una sonrisa en la cara. La máxima expresión de este contexto son los cantos de la meda, un género tradicional de mucho arraigo en la isla de El Hierro que, antiguamente, se cantaba mientras se trabajaba en las faenas agrícolas.

La bebida de los dioses: La miel de Palma (14 de julio)

La idiosincrasia de un pueblo no es cuantificable ni definible a través de acepcionesble xicográficas sin matices. Las manifestaciones etnográficas que lo caracterizan son los diferenciadores que asignan particularidades a una razón de ser basada en las raíces.

En Canarias, los factores antropológicos son tan importantes como el conjunto de valores históricos que pueden representar a otras comunidades. La historia reciente de las Islas, de poco más de cinco siglos, se complementa con otras tradiciones que se pierden en la oscura noche de los tiempos, una noche en la que los cronistas no ejercieron su trabajo por la ausencia de los mismos. En la actualidad, producto del mestizaje y del sincretismo, la tradición prehispánica se funde con la ‘historia moderna’ de las islas para dar lugar a un producto sociológico único en el mundo, en el que en un breve espacio temporal y geográfico se dan tantas manifestaciones diferentes, tan imbricadas en su población y tan aceptadas que sustituyen a esos siglos de oscuridad histórica no documentada.

El caso de la extracción de miel de palma en la isla de La Gomera es una de estas tradiciones arraigadas en lo más profundo del corazón de los habitantes, que es imposible desligarla de la propia identidad gomera, y por extensión canaria. La isla de La Gomera, sembrada hasta el
infinito de Phoenix canariensis y escarpada hasta el abismo, reduce parte de su propia razón de ser a un líquido viscoso y dulce que contempla cientos, por qué no miles, de años de tradición vegetal. El proceso de extracción y elaboración de la miel de palma se torna una actividad que supera los límites de la artesanía agroalimentaria y se convierte en una labor etnográfica diferenciadora, única.

Este proceso, estudiado por antropólogos e inserto en la sabiduría popular de los vecinos de la isla es, pues, una seña de identidad indiscutible del gomero, y el transcurso artesano desde sus inicios hasta el embotellamiento y distribución del producto bien valdría la realización de un documento audiovisual que aglutinara, explicara, comparara y documentara para las futuras generaciones una de las marcas identitarias más representativas del campo gomero.

Es por todos bien conocido que Canarias, en su condición de región ultraperiférica del continente, se ‘separa’ de los usos y costumbres habituales en este, y conformando su clima, su vegetación tropical y sus peculiaridades geográficas da forma a un universo único, formado por denominaciones que pueden rozar la alteridad léxica. El caso de la miel de palma ha suscitado, en el ámbito de normalización europea, quizás, estas diferencias de entendimiento que los que no conozcan las islas y sus singularidades sean incapaces de percibir. El léxico del español de Canarias se compone de palabras emanadas de del castellano y de otras lenguas –del portugués, del italiano, de la propia lengua aborigen- adaptadas a estas circunstancias únicas, y aceptadas durante siglos por sus habitantes. Y esta peculiaridad es otra muestra más de la riqueza que encierra el tesoro de esa idiosincrasia de la que hablábamos al inicio de este texto.

La Gomera. El Velorio de los angelitos (15 de Julio)

Tras la realización de «El Hierro. El sendero de las mudadas» hemos decidido asumir el reto de recoger, en el segundo capítulo, un documental titulado «La Gomera. El velorio de los angelitos».

El proyecto gira en torno a una costumbre en desuso y prácticamente olvidada que en algún momento de la historia supuso un peculiar modo de vida en la isla de La Gomera: «El velorio de los angelitos», una práctica mágico- religiosa, ahora perdida, que pretendía la comunicación con el más allá.

En el folclore de la isla pervivió la creencia de que, a través de los niños que fallecían, sus familiares podían comunicarse con los espíritus de sus antepasados, al actuar como intercesores entre los parientes vivos y los muertos. Así pues, «El velorio de los angelitos» era una celebración en la que quedaba de manifiesto la particular manera en que se velaba a los niños pequeños - los angelitos - antes de ir a enterrarlos.

Como ocurre con otros aspectos de nuestro patrimonio cultural, a lo largo de este siglo se han ido desvaneciendo manifestaciones que fueron pilares de nuestra identidad.

En el caso que nos ocupa, parece que fue una práctica común en todo el archipiélago y que paulatinamente fue desapareciendo. Se tiene constancia de que en La Gomera fue donde más tiempo pervivió.

Al son del baile del tambor, el padrino cogía al niño fallecido en brazos y daba una vuelta por la habitación. A continuación era el turno de la madrina, luego se ubicaba al pequeño difunto de nuevo en el mismo lugar y se sucedían los cantos y bailes acompañados del tambor, las chácaras y una flauta, mientras se entonaban pies de romance del estilo de: «Yo mandé un ángel pa’l cielo / y si no canto me muero».
Esta costumbre, practicada regularmente hasta mediados del siglo XX en La Gomera, está también muy presente en países como Chile, Argentina o Uruguay, en los que aparece ampliamente documentada y donde el baile de tambor es sustituido por el malambo.

La Palma. La morada del diablo (16 de Julio)

Tras la realización de «El Hierro. El sendero de las mudadas» y «La Gomera. El velorio de los angelitos» hemos decidido asumir el reto de recoger, en el tercer capítulo, un documental titulado «La Palma. La morada del diablo».

Una de las manifestaciones culturales más llamativas de la isla de La Palma es la de su imaginería festiva de fuego. Entre los meses de agosto y septiembre cuatro presencias infernales, hacen su aparición en los festejos patronales: La Danza del Diablo, en Tijarafe; El Diablo de Miranda, en Breña Alta; El Borrachito Fogatero, en Villa de Mazo y, por último; El Perro Maldito, en La Galga, Puntallana son las cuatro representaciones que toman las plazas y calles de La Palma.

El origen, la historia y la vinculación con su entorno de estos diablos incandescentes es el objetivo de nuestro próximo capítulo...
Hasta el último cuarto del siglo XVIII aparecen documentados los en la isla de La Palma los denominados diabletes —hombres disfrazados con cencerros atados a la cintura y largas varas asidas en la mano con vejigas infladas en sus extremos—. Se trataba de una representación de la secular lucha entre el bien y el mal.

A pesar de la acogida popular de la que disfrutaban estos personajes, más tarde, fueron prohibidos a través de diversas órdenes reales y eclesiásticas.

La Danza del Diablo de Tijarafe, una original y sugerente creación de 1923 se ha erigido, por derecho propio, en todo un símbolo de aquel municipio, llegando a convertirse en un icono identitario. Incluso, el alcance de la danza, originada como un simple divertimento, ha derivado en una jugosa interpretación de la lucha entre el bien (la Virgen de Candelaria) y el mal (el Diablo). Es indudable que el éxito de la Danza del Diablo de Tijarafe ha motivado la creación de otros festejos concebidos bajo similares pautas como lo fue el Borrachito Fogatero (aunque buscando senderos propios) y, en menor medida fomentó, tam- bién, la recuperación en 2009 del Demonio de Miranda.

La Cueva de las Mujeres (17 de Julio)

Año 1946, Gran Canaria.

Corren rumores de que las brujas han vuelto a juntarse para volver a sus costumbres ancestrales. Una mujer se verá en medio de sus antiguas compañeras y su marido, guardia civil, que ha recibido el encargo de acabar con esos encuentros.

“La Cueva de las Mujeres”, es una historia que resalta el papel histórico desempeñado por las mujeres canarias como portadoras de aspectos esenciales de la identidad canaria.

Un film con alma femenina que rescata parte de la voz olvidada en la clandestinidad de lo proscrito. Un trabajo cimentado en la aspiración de llevar al cine parte de la historia de las islas con el máximo respeto y dedicación.

Juntas, Decubriendo a la Bruja Canaria (17 de julio)

Juntas. Descubriendo a la bruja canaria es un corto documental que busca esclarecer la Historia de la brujería en Canarias y en concreto aclarar el concepto equivocado que se tiene sobre la bruja canaria cuyo nexo tiene mucho que ver con el papel de la mujer en la sociedad..

En el corto documental se realiza un experimento. El equipo de rodaje visita un colegio al azar y se les pide que dibujen a una bruja canaria.

Los resultados son los esperados sobre el papel, esto es, el imaginario de la bruja cinematográfica. Tras eso, se inicia una investigación para intentar romper con ese estigma.

La pesca del cangrejo blanco (18 de julio)

Del rico repertorio de pescas endémicas de Canarias, la modalidad del cangrejo blanco destaca por el ingenio del canario para cosechar los frutos del gran Atlántico. Ataviados con sus cañas (denominadas de barranco por su procedencia), los cangrejeros se acercan a las orillas para tentar al crustáceo mediante un útil característico fabricado con red de pesca y nylon, denominado popularmente como mocho. De forma que el cangrejo quede atrapado en la maraña, intencionalmente fabricada por los pescadores, al atacar la carnada, también conocida en las islas como zahín (cebo a base de restos de caballa).

Casi sin quererlo estos últimos se han convertido en conservadores de esta técnica en riesgo de extinción, pues poco se ha indagado e investigado acerca de ella.

Con falta de relevo generacional que mantenga la tradición de elaboración de cañas nos encontramos en una situación de incertidumbre en cuanto a la continuidad de esta tradición ya que se vislumbra un futuro incierto sobre esta artesanía típica de las Islas. La caña de barranco, la de cuerno cabra o las latas son algunas de las tradiciones que se engloban dentro de este conjunto de riesgo.

No se tienen referencias de ninguna otra modalidad de captura que emplee este sistema.

Lo que sí que es cierto, es que queda patente una vez más la capacidad de los isleños para obtener recursos de la rica tierra canaria.